Recreación de vista panorámica de Etzatlán, Jalisco; se observan las torres de la parroquia de la Purísima Concepción y laguna de Magdalena al fondo.
En el extremo occidental de la región Valles, entre los municipios de Magdalena, San Juanito de Escobedo, Etzatlán y Hostotipaquillo, alguna vez existió un cuerpo de agua que parecía eterno: el antiguo lago de Magdalena. Su extensión, delimitada por la Sierra del Águila al sur, los cerros de los Tres Reyes al este, el cañón del río Santiago al norte y la Sierra de la Mazata al oeste, marcaba un territorio fértil y ancestral que definía la vida de quienes lo habitaban.
La laguna puede ser vista al fondo, imagen tomada en Etzatlán.
Mientras existió, fue el segundo cuerpo de agua más grande de Jalisco. Sus fuentes de vida descendían de los cerros, en forma de arroyos y escurrimientos, nutriendo un paisaje donde el agua era el centro de todo: de la economía, de la cultura, de la memoria. Estudiarlo no es solo un ejercicio geográfico, sino una forma de entender cómo la naturaleza y la sociedad se entrelazaron durante siglos.
Los antiguos lo describían como un lago claro, de aguas transparentes, hogar de una rica fauna acuática. Peces de diversas especies, tule, aves migratorias y huevos silvestres eran parte del día a día. Estos recursos, tan abundantes como vitales, definieron oficios, rituales y costumbres que pasaban de generación en generación, formando una identidad enraizada en el agua.
Pero todo cambió en los años treinta del siglo XX. La desecación del lago —una decisión tomada en nombre del progreso— alteró no solo el paisaje, sino también las formas de vida que por milenios habían resistido el paso del tiempo. El agua, que había dado todo, desapareció. Y con ella, también se fueron las canoas, las redes, las canciones al atardecer, los mercados ribereños, y hasta el sentido de pertenencia.
En 1850, el lago aún cubría unas 7,500 hectáreas, con 150 millones de metros cúbicos de agua. Desde tiempos mesoamericanos —del 2500 a.C. hasta poco antes de su desaparición— su presencia hizo posible formas sofisticadas de adaptación al entorno, como la agricultura hidráulica. Una tecnología antigua, sabia, que permitía sembrar sin destruir. Hoy solo quedan fotografías, testimonios, y un vacío donde antes hubo un espejo de agua.
La historia del lago de Magdalena no es solo una anécdota geográfica: es una advertencia sobre lo que perdemos cuando olvidamos escuchar a la tierra.
La repartición de tierras en Jalisco mutiló áreas naturales. En la región Valles, la laguna de Magdalena fue secada para dar espacio a agricultores de caña, elote y mezcal, quienes comenzaron a cultivar sus productos en la zona.
La mala planeación provocó que los ejidatarios de las comunidades de Magdalena, San Juanito, Etzatlán y La Joya enfrentaran numerosos problemas de inundación durante la temporada de lluvias. Aunque se utilizaban herramientas de bombeo para redirigir el agua estancada, la experiencia de años anteriores les confirmaba que, muy probablemente, perderían sus cosechas.
En julio de 1975, los habitantes de Santiaguito —una ranchería del municipio de Magdalena— se quejaron argumentando que, desde que les fueron otorgadas las tierras en 1938, jamás habían logrado una cosecha completa. Además, denunciaron el abandono por parte del seguro agrícola, el cual se negaba a asegurar sus ejidos al reconocer los problemas estructurales de la tierra. Por ello, muchos preferían aceptar préstamos de bancos privados, atraídos por las facilidades y los bajos intereses.
La caída en la productividad de insumos básicos en Jalisco se debió, en parte, al alto interés del gobierno estatal por invertir en la industria. Los recursos se destinaban principalmente a la construcción de presas y a la adecuación de terrenos para fábricas a lo largo del río Santiago. Esta estrategia incentivó un fuerte proceso de migración de las poblaciones rurales hacia las ciudades.
El 12 de julio de 1881, se inundó la Laguna de Magdalena, que abarca los Municipios de Antonio Escobedo, Etzatlán y éste lugar, en una extensión de 7,000 hectáreas sembradas de maíz y sorgo de temporal.- No se registraron daños personales.
El 20 de julio 1882. Un grupo de 50 campesinos de la Ex-Laguna de Magdalena de la Unión, encabezados por FAUSTINO MUÑOZ, se entrevistaron con éste -- representante de la SARH en el Edo de Jalisco, y a quien manifestaron que se encuentran inundadas hasta el momento, 1,500 hectáreas sembradas de maíz por lo que le solicitaban ayuda. Por su parte el Ing. VALENZUELA CORRALES, les dijo que tratarían de solucionar el problema de la inundación citada. Respecto a su petición de destitución del Jefe de Obras Hidráulicas en Jalisco,— Ing. GALINDO GONZALEZ, les dijo que era problema administrativo que tendría que solucionarse en la Cd. de México con las autoridades respectivas.
20 de julio 1882. Campesinos de la región de la Ex-Laguna de Magdalena de la Unión, Jal. solicitaron al Ing. HILARIO VALENZUELA CORRALES, representante estatal de la SARH, la destitución- de ésta persona ya que desde hace 4 meses les prometió llevarles bombas para sacar el agua de 1,500 Has. sembradas de maíz que están inundadas y hasta la fecha nada ha hecho al respecto.
- El Ing. Melquiades Ángulo Gallardo, quién fuera Ministro de Comunicaciones y Obras Públicas en el gobierno de Lázaro Cárdenas y Gobernador de Chihuahua, él junto con otros políticos, se repartió el pastel de los terrenos que dieron como resultado la Laguna de la Magdalena.
- En 1860. Se trató de desecar por primera vez la Laguna de La Magdalena, sin lograr el éxito deseado
- El 17 de octubre de 1856, Se le concede al señor Refugio I. González, el derecho de la desecación de la Laguna de La Magdalena.
- En 1538, Los Frailes de Etzatlán, ordenan la construcción de la Capilla en la isla (Laguna de Magdalena), quedando destinada a San Juan Bautista. El pueblo se llamaba San Juan Atlitic, y quedó bajo el amparo y administración de los religiosos de Etzatlán.
Datos históricos generales: La estación Etzatlán se edificó sobre la línea de La Vega a San Marcos, perteneciente al antiguo Ferrocarril Central Mexicano, construida mediante la concesión número 17.
En 27 de febrero de 1878 se celebró un contrato con el C. Enrique Pazos, Gobernador del Estado de Jalisco, para la construcción de un ferrocarril que ligara las ciudades de Lagos y Guadalajara con la costa del Pacífico.
Con fecha 27 de marzo de 1894 se reformo la concesión general del Ferrocarril Central Mexicano otorgada en 8 de septiembre de 1880, en el sentido de quedar relevada la compañía de la obligación de prolongar la línea de Guadalajara á la costa del Pacífico, devolviéndose a la misma compañía los depósitos que había hecho para garantizar la construcción de las líneas que se consideraron terminadas en virtud del decreto expresado.
Registro INAH: 140360010001
Ubicación ferroviaria: TM-0034
Edificaciones complementarias a la estación: Bodega Muelle de carga, Casas de sección, Escape, Vagón (es)
Etzatlán está asentado en catas de mineral puro. Cuenta uno de los cronistas oficiales que desde 1543 Cristóbal de Olíd descubrió las minas de Santo Domingo (a la postre El Amparo), las cuales fueron explotadas durante los siguientes siglos, en diferente intensidad de acuerdo a las condiciones políticas y económicas de cada época. Esta es precisamente la razón por la que hay una estación de ferrocarril en el municipio, ya que fue una rama ubicada en un sitio estratégico perteneciente a una extensa red ferroviaria de un sistema de producción de la época moderna de finales del siglo XIX y los primeros tres cuartos del siglo XX. En la segunda mitad de la década de 1890 se inauguró una ruta de ferrocarril, perteneciente al antiguo Ferrocarril Central Mexicano, que conectaba Guadalajara con la ciudad de Ameca. Posteriormente, la compañía concretó una serie de ramales, la estación de Etzatlán se edificó sobre la derivación a San Marcos a inicios del siglo XX.
En un principio, la red era utilizada exclusivamente para transportar minerales extraídos de las minas de la región hasta la ciudad de Torreón, Coahuila. De Etzatlán, el convoy impulsado por máquinas de vapor salía cargado de plata, oro, plomo y zinc.
Pero con el tiempo, para hacer más rentable el sistema, se fue extendiendo su comercialización y se comenzó a trasladar pasaje. Este tipo de viajes eran, en su mayoría, desde y hacia la ciudad de Guadalajara, tocando varios puntos intermedios como La Venta, El Carmen, Ameca, La Vega, Ahualulco, etc. A las 3 de la tarde salía de la estación San Francisco, en Guadalajara, y llegaba a Etzatlán a las 7. A principios de la década de 1930, el ferrocarril ya sólo se encargaba de llevar lingotes de plata y de oro a Torreón, y cesó el servicio de pasajeros. En el año de 1968, al calor de las luchas del movimiento obrero organizado en el país, una huelga general emplazada a causa de la negativa de las patronales de acceder a las solicitudes de mejores condiciones laborales para los trabajadores culminó en el cese definitivo del sistema a escala nacional.
Desde entonces, la ex estación de ferrocarril Etzatlán es una de las pocas que existen en buen estado. Está ubicada al norte del municipio y es un espacio rehabilitado para la realización de actividades diversas de tipo artístico, cultural y recreativo para los habitantes locales como para los turistas.
Es conocida como el Centro Cultural La Estación y alberga el Museo de Minería. Además, es punto del proyecto ciclista intermunicipal Vías Verdes y del proyecto Rutas Culturales, que aporta espacios para peatones, ciclistas y visitantes, instalados en los derechos de vía de trazados ferroviarios en abandono. Cuenta con registro como Inmueble de Valor Artístico Relevante. Es un atractivo e interesante lugar que no se puede perder cualquier interesado en Etzatlán.
Francisco Javier Uribe Topete puso en tinta: En 1887 se formuló por la Sociedad de Ingenieros para establecer un Ferrocarril de Guadalajara a Chamela. Se proponía la siguiente ruta: Guadalajara, Zapopan, Tala, Ameca, San Martín, Tecolotlán, Tenamaxtlán, Unión de Tula, Autlán, Purificación y Chamela. También se interesaron por el ferrocarril Guadalajara-Ameca, proyectos que fueron apoyados por la sociedad “Las Clases Productoras”… En el mes de diciembre de 1896 se inauguró la extensión del ferrocarril Central a la ciudad de Ameca… se contó con la asistencia del Sr. Presidente de la República, Gral. Dn. Porfirio Díaz…
El Gobierno se hizo cargo del paseo al Salto de Juanacatlán, el Ayuntamiento de la comida, mientras que la Cámara de Comercio proporcionaría el baile el 7 de diciembre de 1896… El General Díaz pronunció un pequeño discurso diciendo: “Agradezco a la Cámara… Señores: Brindemos por la Cámara de Comercio, por la prosperidad del Estado y por las nobles y bellas Jaliscienses”… la empresa del ferrocarril Central volvió a construir sus líneas a partir del año de 1895… la primera de ellas fue precisamente la de Guadalajara-Ameca, concesionada por decreto el 17 de diciembre de 1895, al igual que un ramal a Tequila… Los trabajos se iniciaron a mediados del año de 1896 y se terminó el ramal de 89 kilómetros en enero del siguiente año.
Una vez funcionando el ferrocarril a Ameca, tenía una hora oficial de salida a las 12.45 P.M., tocando las siguientes estaciones: Jocotán, La Venta, Orendáin, El Refugio, Cuisillos, La Vega, Matute, Romero, La Esperanza y Ameca, a donde llega a las 3.20 P.M. Posteriormente el Ferrocarril Central Mexicano cristalizó el Ramal de San Marcos, que apareció publicado en el Directorio del Estado de Jalisco de 1904-1905: Saliendo a las 3. 00 P.M. de La Vega, parando en las estaciones: Carmen, Ahualulco, Estancita, Etzatlán (5.05), Bárcena y llegando a San Marcos a las 5.35, donde pernoctaba y se abastecía de agua y leña, para silbar su salida a las 5.15 A.M.
El próximo año, el 20 de julio, se le aprobó al señor Carlos Romero para que explotara un tren (por 80 años), que corriera entre Etzatlán y Hostotipaquillo. La empresa se nombró, “Ferrocarril Minero de Mololoa”. Una fresca mañana, Nicolás, Marisol y yo nos encaminamos para Etzatlán, en la esquina de su gasolinera viramos a la izquierda y seguimos por una avenida que nos llevó a la porfiriana estación del tren.
Se puede apreciar en la centenaria finca, de planta rectangular, en el lado Oeste, la sala de espera, abierta por tres costados, el cuarto liga con lo que era la oficina, donde estaba el dinámico Telegrafista y el observador Jefe de Estación, con su reloj de bolso, ferrocarrilero (Elgin), en su chaleco o pantalón y su gorra de Jefe.
El costado Norte y Sur están delimitados por basas de piedra, que sostienen pilares de madera y estructuras, que reciben el techo de lámina, a dos aguas. Sala que tenía bancas de madera para los pasajeros. Se puede subir por una rampa al andén, que conduce a unas altas puertas arqueadas que abren a las bodegas, donde rodaban los diablos y las carretas de barra a la báscula.
Las puertas y las ménsulas del alero, enseñan ladrillo aparente, contrastando con los enjarres. Cuenta con una espaciosa bodega y un precioso bosque de eucaliptos que enmarcaba la puerta contraria.
El lado Este con unas ventanas verticales y una puerta entre ellas, sobre el cornisamento, un letrero: “ETZATLÁN”, arriba, una ventana circular.
La fachada Norte con la saliente ventana del Jefe de Estación, que mira el camino de hierro en sus tres lados, donde antaño se dejaba ver una hermosa locomotora con su penacho de humo, silbando alegría y progreso. Entre los rieles, se rellenó con adoquines rojos para servir de agradable andador.
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Al Sur de Etzatlán —allá por donde canturrea el arroyo Santa Clara—, se encuentra la atractiva: Hacienda Grande de Santa Clara. En el precioso: Cerro de la Calabaza, en el, nace el arroyo referido. En su ladera Norte, este arroyo brinda vida, y animación a la garganta que lo comprende. En su parte baja, se levantó la Hacienda, para beneficiar los minerales del Amparo. El documento: “Intendencia de Guadalajara 1789-1793”, dice respecto a los habitantes de Etzatlán: “ocupados en el beneficio de metales que sacan en las inmediaciones de este lugar”.
En la Hacienda Grande, se pueden apreciar añejas moradas: una amarilla, abandonada y carente de techumbre, con dos ventanas verticales y de cuatro hojas, que dotaban una fabulosa variedad de luz y aire. La casa vecina: verde, con puerta de dos hojas, a los costados, una ventana, vertical y con forja. Más adelante, vimos una ventana de dos hojas, con un postigo cada una, en su parte inferior. Y por último, nos cautivó una ventana vertical, cubierta por dos hojas de madera color azul pastel, que contrastaba con su marco y muro blanco.
Enseguida de las fincas, atravesamos el bonito arroyo Santa Clara, y a corta distancia, nos encontramos con una de las puertas de la Hacienda, arqueada en medio punto, rematada con un vano circular y cubierta por un tejado a dos aguas.
A unos pasos, un bizarro chacuaco (estructura en forma vertical), nos delató la preciosa estancia, de base octagonal, conformada por ladrillo y embellecida por una buganvilla roja, arriba de su sobria cornisa, se levantó la chimenea, de planta circular y de gran altura, de unos doce metros, rematada por un saliente cornisamento.
A un costado, miramos varios cuartos, cinco puertas y una ventana abren a su interior, cubiertos por tejas, con pendiente a un agua. Del lado derecho el portón, de dos hojas y atrás, se dejaba ver un cordón de frondas, que revelaba al arroyo, un puente en arco de medio punto lo atraviesa. Al oriente del chacuaco, unos tanques y luego, una alta y solida construcción de gruesos muros, donde bufaba una caldera.
El espacio, de planta rectangular y de tres niveles, en su fachada Suroeste, apreciamos una puerta en el primer nivel, otra más grande y arqueada en el segundo, unos orificios de vigas de madera, indican que sostuvieron un tejaban saliente. El tercer nivel, con ladrillos aparentes y a canto, haciendo sus muros anchos, un muro lateral da indicios de una cubierta en bóveda de cañón. Cargas de menas llegaban a la Hacienda, caían a la almádena, se lavaban y tamizaban, para luego extraer los minerales deseados. Arroyo arriba, vimos un corral para ganado vacuno, de piedra y un tanto curveado, con una pila para el agua y una bodega de adobe aledaña.
Cuesta arriba, potreros, con comederos y buenas sombras de diversos árboles, destacando gruesas higueras. Vimos unos muros con canales, a las veras del arroyo, que sirvieron a una compuerta, provocadora de una buena represa para el estiaje. Nos sentamos un rato al pie de una higuera, a contemplar el hermoso arroyo que alegraba la cañada, salpicada por variados tonos verdes, fraccionados por el torrente ocre de aguas serranas.
Propietario del video: https://www.youtube.com/@pakitodescom
En el lugar, se han realizado investigaciones paranormales, por reconocidos canales de televisión:
Así mismo, en esta localidad, se filmó una parte de la película, ambición y exterminio, en donde actúa el Sr. Mario Almada, misma, que puede mirar en la nota de las películas filmadas en Etzatlán:
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El Museo de la Minería en Etzatlán, Jalisco, se encuentra ubicado en el Centro Cultural: La Estación, un espacio rehabilitado para actividades culturales y recreativas en la antigua estación de ferrocarril.
Este museo exhibe la historia minera de la región, destacando la importancia de la actividad minera en el desarrollo de Etzatlán. Información adicional:
Ubicación: Centro Cultural La Estación, antigua estación de ferrocarril de Etzatlán.
Temática: Historia de la minería en Etzatlán.
Importancia: El museo resalta el papel de la minería en la economía y la vida de la comunidad.
Atractivos: Además del museo, la antigua estación de ferrocarril ofrece un espacio para diversas actividades culturales y recreativas.
Visitas: Se encuentra abierto en un horario de lunes a viernes, de 08:00 a.m. a 03:00 p.m.
Un lugar emblemático, y que se hace notar por si mismo -al no pasar desapercibido por propios, y extraños-, es el legendario: "Cine Velasco", un monumental edificio, ubicado en el número: 212, de la Calle: Independencia, mismo, que fuere inaugurado un 15 de enero de 1951, y terminó de exhibir funciones después del año de 1990, es decir, que este cine, operó cerca de: 39 años, siendo el primer gerente de este: el Sr. Roberto González Velasco -sobrino de Daniel Velasco (propietario), el cual, allá por el año de 1930, -con la llegada de la energía eléctrica a la ciudad de Ameca, Jalisco-, construyó primeramente el célebre: "Teatro cine Regis", mismo, que se encontraba ubicado en el número: 12, de la calle General Zepeda de dicha municipalidad, y que -actualmente-, ha sido demolido en años recientes, para ser convertido en una tienda departamental. Después, traería el cine a nuestro Municipio, en el año ya indicado con anterioridad.
En antaño, el Cine Velasco era el lugar de entretenimiento de la población por excelencia, chicos y grandes acudían todos los días, para disfrutar de todas las maravillosas funciones que ahí se presentaban, toda vez que, -a demás de las proyecciones fílmicas-, se tenía la fortuna de disfrutar de la Caravana Corona: funciones de teatro, lucha libre, y música en vivo en las que artistas famosos de talla nacional, e internacional, hacían gala de presencia, mismas, que allá una o dos veces eran traídas a Etzatlán cada año.
Tenía un horario de lunes a sábado, comenzando la primera función a las 04:00 p.m, habiendo intermedios o recesos de 15 minutos en el transcurso de la presentación, y terminaba a las 05:00 p.m, posterior a ello, comenzaba la segunda función, y así -consecutivamente-, hasta las 11:00 p.m; Las Matinée, eran los domingos de 10:00 a.m. - 01:00 p.m.
La primera película presentada, fue: "La Laguna Azul" del director Frank Launder, lanzada en 1949, protagonizada por: Jean Simmons y Donald Houston, siendo esta, una historia de dos jóvenes que se encuentran varados en una isla tropical y crecen juntos, experimentando el amor y la madurez. La película está basada en la novela "La Laguna Azul" de Henry De Vere Stacpoole, de 1908.
La recepción de los Etzatlenses, no fue la mejor -lo anterior-, en virtud de que argumentaron que la trama no fue de su agrado, así mismo -aquel día-, ocurrieron muchos errores técnicos por parte del proyector que terminaron por arruinar por completo la experiencia, esto toda vez que quemó la película a causa de la gran incandescencia de la luz emitida.
Así mismo, se podía disfrutar de música en vivo, gracias a los eventos especiales de la magnifica: "Caravana Corona", en donde -entre todas las presentaciones que hubieron-, destacan, actuaciones como las de: Pedro Yerena; Frankie y Los Matadores; Carlos Valderrama, Los Freddy's; El Charro Avitia: "El Águila negra"; Los Xochimilcas; Lola Beltrán; Lucho Gatica; Leo Dan; Los Babys; Manolo Muñóz; Roberto Jordán; Imelda Miller; Lola Beltrán; Irma Serrano; Álvaro Zermeño; Lucha Villa, incluso, el Enmascarado de Plata: "El Santo", y "Blue Demon", vinieron a presentar una exhibición de piruetas, y demostración de lucha libre; En fin, el único que no vino, fue Pedro Infante.
Con Antonio Aguilar, existe una anécdota donde a un muchacho le dijo: "Oyes, salúdame a la flor..." -haciendo referencia a la novia, esto, debido a que era muy bonita, y como es muy sabido que el señor era muy vacilador, se le ocurrió decirle eso a la pareja, a lo cual, el joven contestó muy molesto: "Si, ahorita te la voy a saludar..."
Películas como: "Gastón santos, y su caballo de plata"; "Drácula"; "Westerns" (Películas vaqueras); "El justiciero de Felipe Reyes"; "Superman IV" (misma que duró 2 semanas en cartelera, debido al gran éxito que tuvo); "Corazón valiente", "El mariachi"; "5 de Chocolate, y uno de Fresa"; Prisionero de la Bastilla"; "Ahí vienen los Argumedo"; "Duelo de Pistoleros"; "Agente Secreto D-13"; "Rancho alegre"; "La sangre llama"; "El tesoro de Atahualpa"; "Antesala de La silla eléctrica"; "La bandera sangrienta"; "Asalta caminos"; "La bruja de la selva"; "los dos cuatreros"; "Blue Demon, contra los cerebros infernales"; "Texas de mis amores"y así como también, muchas otras películas nacionales, y americanas de la talla de Hollywood, que fueron exhibidas también.
Todos los domingos por la mañana, se llevaba a los niños a ver las: "Matinée", estas, eran funciones especiales, con proyecciones de películas infantiles: Tarzán, Pinocho, Blanca Nieves, Viruta y Capulina, tantos, y tantos estrenos maravillosos fueron presentados ahí, normalmente, ese día, estaba repleto de niños, felices por ver sus películas. Las cuales, comenzaban a las 10:00 a.m. y terminaban a la 01:00 p.m. Su costo, era de $1.00 peso: "Luneta", y $0.50 centavos: "Balcón".
Un dato curioso es que -de vez en cuando-, se acostumbraba llevar a las niñas de la escuela María Monroy, donde bien formaditas, asistían para ver películas de las Matinée, situación que con posterioridad terminó, en virtud de en dicha casa de estudios, compraron un pequeño proyector, y una pantalla para hacer su propio "Cinito" y exhibir en el auditorio, películas para ellas,
Antes de empezar cada función, el presentador anunciaba por las dos bocinas del cine -una a cada lado del edificio-, invitando al pueblo a acercarse a ver las películas: "Cine Velasco, presenta... Una fantástastica historia de horror, que seguro le hará poner los pelos de punta: "El Santo, y Blue Demon, contra las terribles momias de Guanajuato... ¡Agarrese bien de su butaca, que estamos a punto de comenzar! Esta es la tercera llamada, tercera llamada..."
También, se podía escuchar todo tipo de música hermosa en el transcurso de las llamadas. Géneros: Románticos, Baladas, Tríos, y Duetos, sonaban por todo el lugar.
(Video de cómo lucía aproximadamente el cine, por dentro)
El cine, estaba distribuido en dos secciones diferentes:
La: "Luneta" -que era el área de admisión general al público-, tenía un costo -en aquellos entonces-, de: $1.50 (un peso, con cincuenta centavos), a $2.00 (dos pesos), algo caro para la economía de aquellos días -eso si-, de vez en cuándo, los niños de 2 a 7 años, no eran de mantequilla, sino, que tenían que dar media paga para entrar, y a veces, les tocaba boleto de adulto, ya que "no existían medias pagas" en ciertas películas.
A diferencia del anterior, existía: El "Balcón", o "Gayola" que era el acceso más económico para el público, toda vez que el precio de admisión, era de tan solo: $0.80 (ochenta centavos), a $1.00 (un peso), y dependiendo la función, era el precio de los lugares.
Este, se encontraba en la parte superior del edificio, pudiendo acceder, a través de las escaleras que están ubicadas a la entrada, a mano derecha.
Se comenta que era algo incómodo, toda vez que ahí se tenían que sentar sobre unas gradas, es decir, algo similar a unas escaleras de cemento, lo cual no importaba, con tal de ver buenas películas, y pasar un rato agradable con amigos, familiares, hijos, e incluso, con el novio o la novia -eso si-, con el suegro a medias de los dos.
Así eran las monedas que se utilizaban, para pagar la entrada al cine Velasco.
Con el paso de los años, el costo por admisión, llegó a valer: $ 1.50 pesos, balcón, $ 3.00 pesos Luneta.
Hubieron niños que morían por entrar a la sala de cine, y sin tener un solo centavo de su domingo, se las ingeniaban para entrar gratis a las funciones, tal como lo fue el caso del Sr. Ruperto Robles quien comenta lo siguiente: "Yo repartía programas un día si, y un día no por todo el pueblo, y al lado del carro del chayote para poder entrar al cine gratis, así que me ganaba la entrada cada 2 días" Así como él, muchos otros niños, hacían lo mismo, con la intención de ver sus películas favoritas.
El Sr. José Gutiérrez García, comenta que cuando era niño también ayudaba a repartir programas por las calles del pueblo, mientras que el Chayote anunciaba las películas desde su carro, en ese trabajo tenía que andar muy rápido, y a las vivas. Recuerda que a él le tocaba la segunda función, y cuando estaban por empezar, El Sr. Chayote le decía que se pasara, y así fué, se subía al balcón y disfrutaba cada película proyectada.
A continuación, se muestran unas fotografías de como eran los promocionales del cine Velasco, donde se puede observar el nombre, precio, fecha y hora de las películas:
Existían pequeños interludios de tiempo (recesos) de 15 minutos de duración, en los que se pausaban las funciones y encendían las luces de la sala, permitiendo a los asistentes ir a la tienda que se encontraba al interior -especialmente, en la esquina, en lo que hoy en día, es una pequeña tienda de ropa-, para comprar un rico lonche de jamón -con su respectivo caballito de sabores-, palomitas, gelatinas, sandwiches, pasteles, dulces, chocolates, y papitas, era una tienda bien surtida de todo, incluso -¿Por qué no?-, Una cerveza: "Superior":
(Fotografías de lata original, encontrada en el Cine Velasco, muy probablemente, de alguna función de las Caravanas Corona)
En la calle, había una parejita de ancianitos: Don José, y María, quienes vendían en su carretilla todo tipo de golosinas para botanear: Palomitas, duritos, y tostadas. Ellos, solían esperar sentados en unos banquitos afuera del cine, a las personas que salieran a comprarles, se sabe de su existencia, gracias al Sr. José Gutiérrez García, quien fue recogido por ellos, y este pasó gran parte de su juventud ayudándoles.
Un señor conocido como: "Don Pancho" también vendía golosinas, cacahuates, y garapiñados, -muchos años después de que la parejita de ancianos fallecieran-, él, acostumbraba hacer bolsitas de papel, doblándolas con sus manos, y dentro de ellas, depositaba los cacahuates que le compraban.
En lo administrativo, se encontraban las señoritas: María Luisa Peña, y Elisa Cárdenas de taquilleras -quien está última-, era tía abuela de: Marcela, Gabriela, Betina y Antonieta Ron, siendo esta última, quien se encargaba de recoger los boletos comprados en taquilla ( 🎟️), partiéndolos, y depositando los mismos, en una ánfora (🏺) de madera grande-. Ella nos mencionó, que tenía 7 años de edad, y ya recordaba el cine. Aquí, una fotografía de ella, en su juventud:
El Sr. Jesús Cárdenas Leal -mejor conocido como: "El Chato"-, trabajó como gerente del lugar, por más de 35 años. En sus años de vida, también trabajó como tesorero del Ayuntamiento por más de 30 años consecutivos.
El encargado de transportar los royos (carretes) de las películas -enviadas desde Guadalajara-, Era el "Chayote", junto a sus ayudantes el: "Pillo" quien era el encargado de ir a la central de camiones por los rollos de las películas, resguardándolos, y protegiéndolos muy bien, hasta su llegada al cine, estos eran de gran tamaño, ya que dependiendo de la cinta, llegaban a medir aproximadamente unos: 609.6, a 1,828.8 metros:
(Imagen ilustrativa)
"El Cachafás", y "El Oso", solían trabajar en equipo en la sala de proyección, cambiando las películas de forma sincronizada, es decir, ellos se encargaban de cuidar que no hubiera cortes entre películas, para que en cuanto terminara una cinta, inmediatamente entrara la siguiente, en una transición casi imperceptible.
Don Germán: "El Chasís", se encargada de la intendencia, dejando cada rincón del cine, bien limpiecito.
El Sr. Olmos, mejor conocido como: "Chaney", era el famosísimo: "Cácaro" del cine, el cual, era la persona encargada de proyectar las películas, y cuidar que los rollos no se quemaran, esta situación, lo llegó a envolver en diversas situaciones que -para la época-, se consideraban cómicas, lo anterior, en virtud de que el auditorio, siempre lo invitaba a importunar a su progenitora por no hacer bien su trabajo, retrasar las películas, o por andar de ojo alegre con las boleteras (Cosa que no era verdad, solo que la convivencia entre los ciudadanos de entonces, era diferente a estos tiempos, y se lo tomaban con humor).
Cada sábado, esta señora acudía a las funciones con cuatro o cinco niños acompañándola, esto, en virtud de que ese día, era al 2X1, así que aprovechaba para llevarlos.
Se quedaban a ver todas las funciones, y siempre que terminaba la segunda película, salía de la sala dejando a los niños ahí, para ir a comprar birria de con Don Chilo, así que, ya casi para empezar la tercera función, regresaba bien preparada con sus platitos, tortillitas, y su refresquito para cenar ahí, ya que esa función, empezaba a las 9 de la tarde. Pero esto no es lo importante, ni el motivo por el cual se ganó su mote, sino más bien, porque cuando alguno de los niños querían llorar, les metía su buen pellizco, regañándolos, para que se cayaran, y adivinen qué... ¡Santo remedio!
Manuela Ávila Ocampo: La Tormenta "
Manuela -que Dios la guarde en su santa gloria -, de vez en cuando, ella acudía a las funciones de cine, siendo el balcón el lugar donde veía las películas. Una vez, en cierta fecha se encontraban viendo una película de miedo, y en una de esas, el Sr. Goyo el cargador (quien vivía por la calle del tránsito) al verla acercarse, gritó: "¡Aguas, Aguas... Ahí viene la tormenta!", Y desde entonces se le quedó el apodo, naturalmente, ella le contestó muy enojada: "Me digo Goyo, o'verás, cabrón", y en respuesta, el señor le decía: "Cayese, hinche tormenta"
Tiempo muy atrás, solía vender churros junto a su esposo: "El Chaparro", atrás del puesto de palo de con Doña Eva -hoy en día, es una lonchería, ubicada en la esquina de la plaza principal, casi pegadito a la Parroquia-, desde muy niña barría la plaza para ganarse unos cuantos pesitos, pero, no fue hasta entonces que su marido falleció, cuando a ella comenzaron a darle ataques epilépticos, tuvieron que llevarla a Monterrey, para ayudarla con su enfermedad; No sé sabe si es por la gran perdida que sufrió, razón de sus ataques, y por ende, Don Goyo decidió llamarla así.
"Don León"
De acuerdo a la información proporcionada el Sr. Carlos Enrique Parra Ron, menciona que:
"Uno de los personajes más celebres que asistieron a este cine fueron don León, pues nunca faltaba a una sola función y acostumbraba a irse a "gayola" haya... ¡donde las águilas se atreven! Y desde ahí, cuando en la película el maleante le llegaba al bueno por la espalda, don León le advertía: ¡Ahí le llegan compañero! Y si desafortunadamente el malo lo llegaba a lastimar, le gritaba: !TE DIJE PENDEJO! Y otra tallita de él, es que siempre se quedaba a la segunda función y en esta, cuando el actor hacía alguna pirueta difícil, volteaba don León, con sus vecinos de asiento y les decía: "Mira vale, ya lo viste medio cansadón, lo hubieras visto hace rato, en la otra función, se veía más girito"...
Como ya se señaló, el cine Velasco cerró sus puertas en allá por el año de 1990, esto, en virtud de qué la tecnología fue avanzando y la llegada de las Video-caseteras, y en teatro en casa, donde las mismas personas podían grabar sus películas y telenovelas directamente de la televisión, lo que ocasionó que de poco en poco, la gente dejara de ir.
Tiempo después, se intentó reabrir, más sin embargo, duró muy poco tiempo, en vista de que no pegó como antes, y que -por fruto de la humedad acumulada-, muchas personas se enfermaron cuando ingresaban.
Actualmente, el edificio sigue en pie, claro, le han hecho adaptaciones para poner en su interior un super mercado, rellenando el suelo para nivelarlo y así, colocar los productos en sus respectivos anaqueles y estanterías, se desconoce cual fue el destino de las bancas, y pantalla de este, el proyector, sigue estando en la sala de la planta alta, llenándose de polvo, quedándose ahí, como un triste recuerdo lleno de nostalgia, de lo que algún día fue, hoy es propiedad del Sr. Juan Vargas, oriundo de Etzatlán.
Ahora bien, ya sabemos un poco de la historia del cine Velasco, ahora, quiero mostrarles imágenes y aspectos muy valiosos e importantes dentro de toda la investigación:
El tipo de proyector cinematográfico profesional, es un Philips FP 56 de 35 mm, ampliamente utilizado en las salas de cine, durante las décadas de 1950 y 1960. Este equipo, es reconocido por su robustez, y fiabilidad, siendo una pieza emblemática en la historia de la proyección cinematográfica.
Utilizaba lámparas de arco de carbono, que proporcionaba una luz intensa y estable necesaria para proyectar en grandes pantallas; integraba un sistema de sonido óptico, permitiendo la reproducción sincronizada directamente, desde la película.
Históricamente, se tiene registro de otro cine más antiguo que existió en la ciudad de Etzatlán, el cual, llevaba por nombre: "Cine Etzatlense" y después, mejor conocido como "Cine Etza", inaugurado en el año de 1930, en el número: 308 de la Calle Antonio Escobedo, siendo su propietario: el Sr. Salvador Siordia Gómez -"Don "Chinfo"-, en su primera función, se proyectó la película: "El peñón de las ánimas" con María Félix, y Jorge Negrete; y "Allá en el Rancho grande"con Esther Fernández, y Tito Guízar. Este, se encontraba la casa de la familia Ron Siordia, anteriormente: "La troje", y hoy, se encuentra una reconocida tienda de productos farmacéuticos y de conveniencia; Hoy, es propiedad de la Sra. Lucita Ron, de la Sra. Paloma Ron.
El nombre de la "Boletera" era: Marcelina Esparza, quien era la esposa del propietario, y el primer "Cácaro", fue el Sr. Victorino, mejor conocido como: "El Pilina",posterior a él, llegó el Sr. Pedro Guevara Ramos. Las funciones, comenzaban a las 9 de la tarde, y en ocasiones, un poco más tarde.
Hecho que se confirma de acuerdo con la gaceta municipal, número 1, publicada con fecha del: 31 de marzo de 2016, específicamente, en su página 147, párrafo 3, se obtuvo lo siguiente:
"Casa de la Fam. Ron Siordia. Esta casa perteneció al Sr. Salvador Gómez Fuentes, quién trasladó de Europa a Etzatlán, vía Veracruz, la maquinaria para una planta de beneficio del metal, misma que se ubicó a la orilla del arroyo Santa Clara. En esta casa de hacían los ensayos de los metales y algunos procesos de fundición. En este lugar nació Salvador Gómez Pérez, un gran revolucionario que fomentó los clubes de Sufragio Efectivo no Reelección. También aquí estuvo uno de los primeros cines fijos, llamado Cine Etzatlense y más tarde Etza. En la actualidad pertenece a la Fam. Ron Siordia."
Se dice que el cine tenía tejado de lámina, el cual, en tiempos de lluvia se escuchaba mucho ruido por el golpe del agua, por lo que no permitía escuchar bien las películas.
Así mismo, de vez en cuando, se realizaban eventos especiales dentro del cine, por ejemplo, al llamado: "Mostro de la laguna negra" se trataba de un hombre disfrazado de mostro de la laguna, con cadenas en sus pies, el cual, brincaba asustando a la gente, en especial a los niños, de igual forma, el "Drácula, el cual se caracterizaba de dicho personaje y usaba dientes falsos de vampiro.
A continuación, una imagen del promocional una las películas que serían proyectadas:
Después de tanta nostalgia, ¿Qué les parece si a continuación, vemos algunas películas que en ese entonces fueron exhibidas. No te preocupes, aquí disparamos las entradas, agarre cada quien su butaca, traigan sus palomitas, y disfrutemos de nuestras películas favoritas
1. "La Laguna Azul" (Primera película proyectada en el cine Velasco"
Si la página no permite verla desde aquí, pueden mirar la película, en la siguiente dirección:
La presente investigación, es fruto de mucho esfuerzo, trabajo, horas de búsqueda, entrevistas, y la cooperación de maravillosas personas a quienes agradecemos de todo corazón su apoyo incondicional.
Si usted tiene alguna anécdota, o historia e información sobre el cine Velasco, puede compartirla con nosotros al correo: etzatlan.jal.oficial@gmail.com y la agregaremos a esta nota, toda la información es muy valiosa y escribimos el nombre de sus propietarios en los agradecimientos.
El cine en Etzatlán, fue una época muy linda para quienes tuvieron la oportunidad de tenerla, en memoria de aquellos bonitos recuerdos, quince hacer esto, rescatar la historia de lo que un día fué, el fabuloso: Cine Velasco.
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